En el verano de 2007 estuve como cooperante con las Misioneras y Misioneros Identes en estos tres lugares del oriente boliviano.
Santa Cruz de la Sierra, capital del departamento y la ciudad más importante de las que estuve, es un lugar con peculiar arquitectura. Su centro histórico es a la vez una urbe antigua y moderna, lo cual, sumado a la calidez y hospitalidad de sus habitantes, la convierte en un interesante destino turístico. Tiene una activa vida comercial y de negocios.
Nací en una madrugada de julio. Dice mi madre que parecía como si el cielo se acercara a la tierra; que había una luminosidad azul y extraña en aire, como un torbellino de nube. Dice también que, en esa madrugada, se acertaba un olor a árbol y corteza, a savia brotando de algún rincón del mundo, a mármol ardiente y eterno retorno.